Covers incantables

lunes, 4 de julio de 2011

Con mi ukelele de almohada

En la última semana decidí ignorar completamente mis obligaciones de facultad, así como alguien que pulsa omitir en el cartelito de error de Windows, para adentrarme en el apasionante, fantástico mundo del interior de Uruguay.
Sospeché que estaba lejos de casa cuando paró de sonar cumbia en el bondi y empezaron a poner los olimareños, y a subir gente con boina y bombachas de campo. No lo niego, tuve miedo, así como me da miedo cualquier persona que omite demasiadas consonantes en palabras (el típico caso de ómnibus=ónibu). Pero pasada esa etapa de lo que a mí me gusta llamarle "el ómnibus de los horrores", descubrí un Uruguay completamente nuevo, con un paisaje muy interesante, lleno de arroyos que parecen pintados en el paisaje, árboles altos, y vacas pastando. Obviamente esto me aburrió a los diez minutos.
Es ahí cuando me sentí afortunado de viajar con mi amada. Nos conocimos un día que llegué a casa de facultad,  y fue amor a primera vista. Muchas veces no me siento digno de ella, y pienso en qué hice yo para merecerla. Estoy hablando claramente de mi ukelele.
Aquel pequeño trozo de madera mal llamado como "guitarrita" o "charanguito", o incluso "cavaquiño", que puede interpretar desde los temas mas obvios, como Somewhere over the rainbow, o I'm Yours, hasta Smells like Teen Spirit de Nirvana.
Me ha acompañado desde que tengo memoria (hace dos meses) y debo decir que es la niña de mis ojos.
Entonces eso, quise compartir la increíble sensación de viajar por Uruguay solos mi ukelele y yo. (y mi sobre de dormir). (y mi aislante). (bueno ta, también mi mochila para eso). (y ta, con otra gente también).

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