Covers incantables

sábado, 25 de junio de 2011

Mira detrás de ti, ¡un mono con tres cabezas!

Tarde o temprano iba a salir. Era obvio.
Osea soy un enfermo de los videojuegos, desde la tierna edad de 5 años que estoy castigando día tras día mis ojos frente al insano monitor.
Empezó una tarde como cualquier otra para un pibe de 5 años: viendo Cartoon Network (Garfield, y la Granja de Orson para ser más exacto), hasta que llegó mi vieja de laburar con un flamante nuevo cd en la mano, La Pantera Rosa: Misión Peligrosa. Me acuerdo que el concepto de manejar a la inigualable Pantera Rosa yo mismo me voló la cabeza, más allá de que la única libertad que realmente tenía era hacerla caminar de un lado a otro a otro y a otro de la pantalla.
Pero me embobó, fue de tal magnitud la emoción que me lo pasé en 1 semana (sin guía de internet y con un ajustado horario de escuela de mañana, deberes e irse a acostar a las 20:00). Pero claro, una vez que se terminó quedé con ganas de más, así que me conseguí la continuación, Pantera Rosa Abracadabra Rosa (para que vean partes de su genialidad, miren la canción de la avestruz, extraído del videojuego en cuestión).




Otro juego digno de mencionar por la cantidad de tiempo que pasé jugándolo es el de "¿Dónde en el Mundo esta Carmen Sandiego?" aunque mi relación con ese juego terminó en conflicto, al enterarme de que ese juego estaba intentando enseñarme cultura. No hay mejor forma para un juego de decir "Por favor no me juegues" que poner en su descripción "educativo".

Pero fueron corriendo los años, y de la computadora, pasé al playstation 2, y de eso al xbox 360.
En definitiva, ¿Para qué digo esto? Bien sencillito; esta es la razón por la que a tí, querido lector, no te doy bola. Por ello renuncio a mi vida social, ya sea desde no respondiendo mensajes de texto, a aquella vez que te dije "pa no puedo salir porque tengo un familiar gravísimo en el hospital". Es la razón por la cual un día decido no ir a facultad, y también por la que me ves con tantas ojeras, o sin afeitarme en semanas.
Finalmente, es la razón por la que voy a dejar ahora de escribir este post, pero no sin antes dejar un par de geniales canciones de los juegos de la pantera rosa, que recomiendo jugarlo hasta el día de hoy:




jueves, 23 de junio de 2011

El final del comienzo

En un lapso de 3 días, publiqué 4 artículos, lo que da una increíble cantidad de 4/3 artículos por día. No creo que pueda seguir llevando este ritmo (falta de creatividad, huevo, ideas, huevo, tiempo libre, huevo), así que este sería el último post que se haga en tan poco tiempo.

Así que en este post decidí romperla, que sea tremeeeeeeeeendo post. Decidí elegir un tema tan, pero tan, pero tan bueno, que merezca la pena quedarse con su gustito en la boca hasta el próximo post.

No lo conseguí.

martes, 21 de junio de 2011

Libre como el viento

Otros aproximadamente 20 días que pasan, otra cargada de boletos, se suele decir.
Bueno, hoy tocó recargada de boletos, con todo lo que eso conlleva para mí, como ver pasar el 117 enfrente mío y considerar por una brevísima fracción de segundo correrlo como por 4 cuadras, para luego reírme y pensar en lo inocente que fui al siquiera pensarlo. O jugar al jueguito de explotar al máximo la hora del boleto de una hora (por eso es que soy siempre tan atropellado).
En fin, esas cosas son muy entrañables, pero lo más importante sin duda, es el sentimiento de libertad, el saber que si quiero, puedo irme a exóticos lugares como Casabo, Peñarol, la Gruta de Lourdes, Punta de Rieles, y Pocitos. Mirando la boletera fantaseo sobre dónde iré y cómo puedo economizar el tiempo para ganarle al malvado imperio del boleto de una hora. Sin embargo la historia termina siempre igual, me tomo siempre el 117, el 149 y el 60, y la realidad termina indicando que esos sueños de libertad son en efecto, sueños simplemente. Me voy a quedar en casa viendo Scrubs, jugando al Fifa 2011 (estoy esperando que salga el Fifa 2012, con esa vaga esperanza de que pongan la liga uruguaya y a Alberto Kesman de relator) o no haciendo nada en general.
Aunque eso sí, esperando con ansias la próxima recargada de boletos. Ahí si que voy a ser libre.

lunes, 20 de junio de 2011

Es un pájaro! no, es un avión! no, no tiene sentido que nos confundamos porque este superhéroe no vuela!

Hace más o menos una semana, encontré un sitio web, que enunciaba poderes inútiles. Entre ellos, había muchos derivados de ver el futuro, pero no estaba el poder de "oler" el futuro. Se ve que era tan inútil que no cabía entre los inútiles.
Pero no teniendo nada que hacer, o por lo menos, teniéndolo y no dándole bola, dije "pa, esto tiene futuro!". Le pensé un background, y una motivación para emplear sus (en realidad "su") superpoderes para el bien común, que es sospechosamente parecida a varias de las motivaciones de otros superhéroes. Sin embargo, sigue sin que se me ocurra un nombre. En fin, mejor empiezo a presentarlo.
Es el hijo bastardo resultado del amorío entre un perfumista, y una vidente. Tuvo una vida difícil en el orfanato, en el que lo discriminaban por ser "diferente". Mientras los otros se morían de la incertidumbre de que iban a cenar esa noche, el ya de una podía intuir qué era lo que iban a comer por el olor, con un rango medianamente aceptable de error. Esto le garantizó el odio de los otros niños, que se aseguraron de darle su paliza diaria, con argumento en los celos del fabuloso poder.
Un día el pibe se cansó del abuso, y, de noche, cuando se aseguró que todos en efecto dormían y ninguno había ido de imprevisto al baño (lo supo mediante su poder), escapó. La vida callejera fue aún más dura, pero se aseguró el alimento sabiendo de antemano en que locales iban a tirar comida en perfecto buen estado. Creció como hito entre los vagabundos, y bueno, el resto de la historia ya la saben...

ah, acá esta un sketch de mi superhéroe:

Y si a alguien le dan las bolas para proponer un buen nombre, bienvenido sea.

En el mar, la vida es más sabrosa

Últimamente he estado mucho mas contento de lo usual. Oigo los pajaritos cantando, bailo cuando nadie me ve, incluso no puteo a los pobres pibes que me quieren clavar folletos de profesores particulares en la puerta de la facultad.
Si me conocés sabés que la razón esta lejos (lejísimos, en la loma del orto diría) de ser una mina. Tampoco es un nuevo juego de Xbox, que bien podría ser una razón completamente válida. No, la razón es esta:

Sí, es cierto que son de nena. Sí, también es cierto que yo soy varón. Incluso es cierto que me quedan como el orto. Pero yo siempre tuve la peor maldición de todas, y es que en mi casa hay piso de baldosa, constantemente frío. Por años anduve de medias, resbalándome y arriesgando mi vida día tras día. Pero ya no, con estas pantuflas mi vida dio un vuelco de 360º (con lo que ahora que pienso, volvería a su estado inicial, pero ignoremos los detalles). Eso era básicamente lo que tenía para decir. Me pareció importante. Ahora tengo que irme a esconder, que mi vieja esta preguntando que pasó con las pantuflas nuevas, pero sigan sintonizados.

Inauguración de mi blog

Bueno, a base de la nueva ola de gente que cree que su opinión importa, y que sobretodo, piensa que a la gente le interesa, decidí unirme a sus filas, inspirado sobretodo por el http://coplantblog.blogspot.com/ y vas a necesitar un blog más grande. No porque yo tenga algo en lo que innovar, o porque mi opinión sea más formada/interesante/única. No es nada de eso, te lo aseguro. A este punto, si seguís acá, es porque capaz sos mi amigo y querés hacerme la gamba, o esperás ansioso saber que tengo que ofrecer en este blog si ya dije que probablemente no te aporte nada. Bueno, tampoco te lo puedo decir. Sin embargo, lo que SÍ te puedo decir, son las cosas que este blog no hace. Ahí van:

-No intenta unirte con desconocidos a lo largo de Montevideo para que tengas sexo casual.

-No te permite comprar tus artículos favoritos en muy cómodas cuotas sin recargo.

-No pretende que te diviertas, y si lo hace, no lo consigue.

-No pretende luchar contra ningún régimen totalitario. (O sí?)

-No alarga el pene.

Entonces, queridísimo potencial lector, embarquémosnos en una aventura con falta de gracia, sin delicadeza, sutileza ni tacto. Bienvenido a mi mente. O a mi alma? Corazón queda mejor?... En fin, bienvenido.